Los albañiles me hacen una visita

Los albañiles me hacen una visitaMientras ese tosco albañil me daba por el culo doblada por la cintura contra esa mesa; yo no podía dejar de pensar en mi esposo. Pero el problema es que Víctor estaba un poco estresado y ya casi me cogía con pocas ganas, menos todavía por la cola?El tipo me estaba bombeando el culo con bastante dureza; pero yo me sentía muy relajada luego de los dos polvos que me habían echado sus compañeros. Todavía faltaba el albañil más joven; me imaginé que ese chico tendría la verga bien dura y dispuesta para cogerme durante horas y horas.Mientras sentía esa verga dura entrar y salir con furia de mi ahora dilatado ano, estiré una mano por debajo de mi cuerpo y empecé a acariciar mis labios vaginales. Los encontré empapados, con una mezcla de mis jugos y el semen de los dos albañiles anteriores.Hundí suavemente un par de dedos y rocé con ellos mi clítoris ya bastante inflamado. Lo acaricié un poco y pronto mi cuerpo se tensó y acabé temblando en un brutal orgasmo.El hombre cuya verga estaba enterrada en mi culo se largó a reír y al mismo tiempo se excitó un poco más; ya que unos segundos después, sentí que se vaciaba dentro de mi castigado ano.La sacó enseguida y yo me quedé en esa posición, esperando por el último hombre; ese chico joven que me haría gozar como loca.Pero las callosas manos del hombre mayor me sacaron de mi ensueño. Me hizo incorporar diciendo que ya podía irme a casa; pero me advirtió que ellos irían a visitarme la próxima vez, cuando mi esposo estuviera en horario de trabajo.Miré a mi alrededor y no pude ver al chico joven. Su jefe me adivinó el pensamiento y me dijo que lo habían mandado a comprar materiales; por eso no iba a poder cogerme ahora?Llegué a mi casa temblando de calentura, a pesar de esos tres tremendos polvos que me habían dejado tan relajada?Me encerré en el baño a darme una ducha tibia y quitarme el olor a sudor que esos albañiles habían dejado en mi piel.Al salir del baño me encontré con Víctor, que había regresado justo para almorzar. Mi adorado maridito me miró algo extrañado y supe que él sabía de mi aventura fuera de casa. Pero no me dijo nada?Esa noche no cogimos y yo me sentí un poco decepcionada y angustiada a la vez.Dos días más tarde Víctor tuvo que salir de viaje temprano y yo avisé en mi oficina que no me encontraba bien y no asistiría,Me quedé gran parte de la mañana haciendo fiaca en la cama; hasta que saqué un enorme consolador negro de la mesa de luz y comencé a masturbarme. Apenas acabé gritando un terrible orgasmo que recorrió todo mi cuerpo, sonó el timbre de calle.Me apresuré a vestirme con lo que encontré a mano; una tanga usada, una minifalda de jean y una camiseta de algodón.Al abrir la puerta, me encontré con los cuatro albañiles sonriendo alegremente. El jefe dijo que habían visto temprano a mi esposo cargando valijas en un taxi y entonces se imaginaron que yo necesitaba una visita y algo más que me alegrara el resto del día.Sin saber qué hacer, los dejé pasar?El chico joven anunció que esta vez él sería el primero; ya que la vez anterior no había podido disfrutar de mi cuerpo como los otros.El tipo enorme que me había sodomizado sin culpa, me empujó hacia mi dormitorio. Llegamos y ellos se sentaron donde encontraron lugar. El hombre mayor sonrió y me pidió que les hiciera un strip tease, ya que estaba vestida de manera muy sensual y provocativa. Me alcanzó unas sandalias de taco alto y me pidió que las utilizara. Me senté al borde de la cama y me puse esas sandalias que realzaban todavía más mis largas piernas?Los miré uno por uno a los ojos y empecé a balancear mis caderas frente a ellos. Bailé con movimientos sensuales hasta deslizar la minifalda por mis muslos hasta los tobillos. Los cuatro hombres silbaron ante la visión de mi tanga de algodón. Uno de ellos estiró su mano y me atrajo hacia él. Tomó mi tanga por los corchetes y, con un brusco y rápido movimiento, me la arrancó del cuerpo. Se llevó los retazos a la nariz y dijo a sus amigos que mi olor a concha era tremendo?Me incliné por la cintura separando mis pies; dándoles una hermosa vista de mis nalgas y mis labios vaginales recién depilados. Sentí que se humedecían por completo?Estaba solo en tacos altos y con esa camiseta ajustada a mis tetas. Dijeron que me la quitara, para poder ver mis tetas. Con otro baile sensual comencé a quitármela lentamente por arriba dejando caer mis pechos al aire y se la arrojé al chico joven en la cara?El hombre mayor se estiró y me aferró por la muñeca. Me arrastró sobre su cuerpo y comenzó a pasar sus callosas manos por toda mi piel. Los otros tres se levantaron para acercarse. El jefe me tenía bien aferrada, mientras pellizcaba mis glúteos y lamía mis pezones erectos. Pronto sentí unos dedos hundiéndose entre mis labios vaginales. Me sentí una verdadera puta en manos de esos hombres. Cerré los ojos y me abandoné al placer. De repente uno de ellos dijo que ya estaba mojada y lista como para recibir verga.El chico reclamó su turno y me ordenó que me pusiera en cuatro sobre la cama. Le obedecí sin decir nada y enseguida él trepó detrás de mi cola. Me aferró por la cintura y pronto su dura verga traspasó mis labios vaginales humedecidos. Tomó un ritmo de bombeo enloquecedor y muy rápido acabó dentro de mi concha; antes de que yo pudiera hacer lo mismo. Sin perder tiempo, otro de esos albañiles ocupó su lugar. Era el que prefería mi culo antes que mi concha. Hundí mi cabeza en la almohada para ahogar mis alaridos de dolor y él se hundió otra vez hasta el fondo de mi ano, con mucha brutalidad y sin delicadeza?Finalmente luego de unos prolongados bombeos, se quedó quieto y soltó un quejido. Su leche hirviente me provocó un tremendo ardor en mi ano. Se salió de mi trasero y enseguida ocupó su lugar el otro hombre de edad mediana. Sin dejarme recuperar el aire, me hundió su dura pija también por el culo. Dejé escapar un lastimero aullido de dolor y él enseguida comenzó a bombearme?Mientras lo hacía yo volví a gemir; pero ahora era de placer, ya que me estaba gustando bastante y pensar que todavía faltaba el hombre mayor me volvía loca. Este hombre estuvo dándome azotes en mis nalgas mientras me daba por el culo. Me ardía cada vez que me azotaba. De repente comenzó a gruñir y sin decir nada también acabó dentro de mi ahora bien dilatado ano.Cuando se salió de mi culo intenté levantarme; pero entonces el jefe trepó a la cama con su verga dura en la mano. Me quedé entonces en cuatro; pero él sonrió y me dijo que era algo chapado a la antigua y disfrutaba más de una concha húmeda y caliente que de un culo estrecho. Apenas lo dijo, sentí su tremenda pija gruesa abriéndose paso a través de mis labios vaginales. Me bombeó a gusto por un buen rato y su experiencia en mujeres me hizo acabar tres veces casi seguidas antes de que él por fin se derramara en mi vientre.Al terminar con ese cuarto polvo, yo me encontraba agotada pero muy satisfecha por esas vergas llenándome la concha y el culo.Mi cuerpo estaba hecho un desastre; todo transpirado e impregnado por el sudor de esos cuatro hombres; que además me habían llenado de leche. Podía sentir ese semen todavía tibio deslizándose fuera de mis dos orificios.Los cuatro albañiles se vistieron y me dejaron allí sobre mi cama matrimonial, enrollada en posición fetal. Mi esposo volvería en un par de días; eso me daría tiempo a recuperar la estrechez de mis dos orificios y darle un poco de descanso a mi dolorido cuerpo...Un rato después me levanté para darme una ducha relajante. Podía sentir el semen escurriéndose por mis muslos temblorosos. Bajo la ducha me sobresaltó un ruido extraño y entonces mi adorado Víctor apareció en la puerta del baño. Había cancelado parte de su viaje y estaba muy contento de estar otra vez de regreso en casa.Suspiré aliviada al pensar que esos hombres no habían querido seguir un rato más.Bastantes explicaciones tendría que dar a mi marido esa noche por tanta dilatación de mis dos orificios corporales.Pero mucho peor habría sido que Víctor me encontrara ensartada debajo de la gruesa y dura verga de un albañil sudoroso?